Consideradas como una fuerza discreta durante décadas, las oficinas de familia cada vez son más populares en el mundo. En Colombia, aunque no existen cifras oficiales, puede haber unas 100 entidades de este tipo.
Hace varios años, la familia de Andrés Ibarra -dueña de la firma de consultoría en mecanismos de inversión y comercio internacional, Araújo Ibarra- empezó a analizar los temas de sucesión interna y creó, además, una ‘family office’ insertada en la compañía principal, que poco tiempo después se constituyó en una entidad independiente.
“Pasamos a ser un ‘virtual family office’ con tres empleados en una entidad separada y ahora tenemos acuerdos de niveles de servicio con la empresa legal donde antes estábamos insertados”, explica este abogado de la Universidad de los Andes, especializado en planeación estratégica de empresas familiares.
De hecho, desde finales del año pasado Ibarra es el codirector del capítulo de Colombia, Centroamérica y el Caribe (Caricol) de Family Office Exchange (FOX), una asociación global con presencia en 25 países que cuenta con 400 miembros y, en los últimos 30 años, ha trabajado con más de 2.000 familias y asesores en el mundo.
Consideradas como una fuerza silenciosa y discreta durante décadas, las ‘oficinas de familia’ o ‘family offices’ surgieron en el mundo para satisfacer las necesidades de las familias adineradas, abarcando la gestión financiera, la planificación fiscal, la filantropía y la preservación del patrimonio.
Según la Unidad de Inteligencia de The Economist, las ‘family offices’ están experimentando un aumento en su popularidad, impulsadas por una combinación de factores que incluyen una mayor concentración de la riqueza, cambios generacionales y la búsqueda de estrategias de inversión más personalizadas y directas.
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En Estados Unidos, según un estudio citado por Forbes, las ‘family offices’ gestionaron activos por 1,72 billones de dólares el año pasado, lo que refleja un aumento sustancial del 14% con respecto al 2022.
En Colombia, aunque no existen cifras oficiales, Raúl Serebrenik, un experto en temas de empresas familiares y quien es el otro codirector del capítulo Caricol de FOX junto con Ibarra, estima que puede haber unas 100 entidades de este tipo.
“En términos generales, veo una evolución de las familias empresarias que cada vez más se forman en estos temas y han visto la necesidad de formalizarse, institucionalizarse, profesionalizarse y corporatizarse”, explica Serebrenik, quien de hecho asesoró a la familia de Ibarra en la generación de protocolos y de allí surgió la creación de una ‘family office’.
En el país, según Ibarra, la mayoría de estas entidades comienzan con un ‘Chief Investment Officer’ externo que les presta el servicio de asesoría en inversiones.
“Uno puede hacer outsourcing o puede irse también -como he visto que hacen varias familias que tienen eventos de liquidez- a un multi-family office donde ya les manejan y les entregan los reportes y se desprenden del tema, o pueden tenerlo ya en casa. Depende del volumen patrimonial, de las necesidades y del estado de la oficina de familia”, agrega.
Según ambos expertos, la gran mayoría de las family offices en América Latina empezó a configurarse en los últimos 10 años. Detrás de este auge están eventos como los vaivenes políticos y eventos como las crisis financieras que han despertado un interés significativo en las familias por empoderarse y gestionar directamente sus recursos, alineándolos con su estrategia de continuidad.
“Hay tres palabras claves: recursos, conexiones y conocimientos”, explica Ibarra y explica que al vincularse a una asociación como FOX las familias empresarias estrechan vínculos con otras familias que están dispuestas a compartir sus experiencias que, en muchos casos, abarcan períodos de 20, 30 y hasta 40 años, no solo en el capítulo regional sino también en el de Estados Unidos.
“Este intercambio, por medio de reuniones virtuales y eventos presenciales, beneficia no solo a la familia, sino también a los negocios y al patrimonio, fortaleciendo la capacidad de enfrentar y superar los desafíos del entorno actual”, concluyen.