esde tiempos bíblicos, hemos presenciado diversas historias que ilustran los problemas entre hermanos. Entre las más conocidas se encuentran las de Caín y Abel, así como la de los hermanos de José, quienes lo vendieron a unos mercaderes (un escenario que hoy resulta difícil de concebir). Además, no podemos olvidar la venta de la primogenitura de Esaú a Jacob y las consecuencias que esto tuvo según el relato bíblico.
Desde tiempos bíblicos, hemos presenciado diversas historias que ilustran los problemas entre hermanos. Entre las más conocidas se encuentran las de Caín y Abel, así como la de los hermanos de José, quienes lo vendieron a unos mercaderes (un escenario que hoy resulta difícil de concebir). Además, no podemos olvidar la venta de la primogenitura de Esaú a Jacob y las consecuencias que esto tuvo según el relato bíblico.
Esto sin considerar otros aspectos que pueden influir, como cuestiones de género o circunstancias familiares. La cultura familiar es un factor importante. Por ejemplo, atendimos a una familia de origen musulmán donde las tradiciones y leyes otorgan ciertos privilegios al hijo mayor sobre los demás hermanos. Esto influyó en la actitud emprendedora de los hermanos menores, quienes entendían que debían crear su propio patrimonio, ya que era evidente que el primogénito sería el encargado de manejar el patrimonio familiar.
Sin embargo, después de estudiar varias dinastías familiares, encontramos que estas prácticas pueden ser contraproducentes si el objetivo es mantener unido el patrimonio familiar. Esto sin entrar en debate sobre la tradición o las leyes de cada cultura. Existe la posibilidad de respetar estas obligaciones siendo más flexibles. Esto se logra cuando los hermanos e incluso los primos aprenden y desarrollan habilidades esenciales para trabajar en equipo, lo que hemos identificado como una condición fundamental en las familias multi-generacionales.
Hay varias habilidades esenciales que se requieren para el buen manejo del trabajo en equipo, como la comunicación efectiva, el manejo adecuado de las emociones al tomar decisiones complejas, la resolución constructiva de conflictos en un ambiente de confianza, el compromiso con la familia y el legado familiar, y la rendición de cuentas de manera transparente bajo reglas claras y en un ambiente de juego limpio.
Todo esto se logra con un esfuerzo constante y programas de formación para las siguientes generaciones dentro de la cultura familiar, patrimonial y empresarial, desarrollados por las generaciones mayores, como parte del proceso de continuidad potenciado por estas dinastías empresariales.
Fuente: Ir Foundation